Thursday, March 09, 2000

COSAS DEL CARNAVAL DE COLONIA - 1

Ayer jueves, a las 11:11de la mañana, comenzó en la plaza vieja del mercado (Alte Mark) la "Weiberfastnacht" que traducido al español es algo así como la "Noche de Fiesta de las Mujeres" o "Ladies Night" en inglés. Pero en realidad desde horas tempranas de la mañana ya las féminas recorrían toda Colonia disfrazadas de las cosas más disímiles. Es el día en que el llamado sexo débil se "emancipa" para festejar a plenitud y hacer todo lo que quiere. Las señoritas y señoras se disfrazan y se van solas a divertirse y dejan a sus maridos, novios y amigos en casa. Lo que pasa en que los hombres se aburren solos y salen también, por lo que al final terminan encontrándose todos en la taberna de la esquina.

En mi trabajo, las pocas colegas que fueron, vamos a decir que "a trabajar", andaban tocando música, haciendo chistes y entretenidas en cortarle las corbatas a los hombres. En la cafetería, donde casi todo el personal es femenino, como punto cumbre de la decoración carnavalesca colgaron todas las corbatas cortadas a los pobres infelices que se les había olvidado que iban a ser "castrados" ese día (yo como medida preventiva ese día fui sin corbata). Las cajeras andaban por supuesto vestidas de payasos, diablas y hasta de mecánicos. Lo mas interesante fue ver a la secretaria del jefe de proyecto (una vieja famosa por ser estricta y de carácter difícil) repartiendo turnos para el próximo consejo ejecutivo entre serpentinas y caretas de carnaval, con una corona de flores y una saya "sexy" al estilo de Hawaii. En la cantina a la hora del almuerzo el espectáculo se repetía, solo que la decoración era aun mas suculenta y la música de carnaval es estaba a todo volumen.

Ese día las tiendas, los bancos y las oficinas cierran al mediodía. Al regresar a mi casa en el tranvía, el centro de la ciudad estaba en poder de un ejército de payasos y bailarinas, brujas y hadas, indios y cowboys, policías y presos, diablos y ángeles, monjas y curas, marineros y sirenas, médicos y enfermeras, astronautas, soldados y miles de personajes indescifrables que inundaban las calles. Había de todo. Es increíble la fantasía de los coloneses en Carnaval, pero lo que mas me llamó la atención fue el ver a una bruja en una silla de ruedas y a alguien (todavía estoy averiguando si era hombre o mujer) con traje de INERTNET... No obstante, lo mas original que he visto fue varios años atrás, cuando un travestí salio a la calle disfrazado de... MONIKA LEVINSKI!! En medio de ese tumulto una ancianita con un sombrero de un metro de diámetro y un traje de colores estridentes, se me acercó. Yo pensaba que me iba a preguntar una dirección o quería que la ayudara a cruzar la calle, pero en lugar de eso me pregunto:

- ¿Venga acá joven, No le da pena ir por la calle sin disfraz?

Llegué a mi casa mas acomplejado que si hubiese andado desnudo, pues yo era la única persona "normal" por todo aquello.

Si vives en el centro de Colonia y es tiempo de Carnaval, tienes dos alternativas: O sales a parrandear de buen humor, o te quedas en casa de mal humor porque de todas formas la algarabía no te deja dormir. Por eso escogí la versión más optimista y fui con unos amigos a dar "un pequeño bosquejo" por la ciudad ¡Los bares y tabernas estaban mas repletos de gente que las legendarias guaguas de La Habana en la hora pico! La única diferencia era que "el va-y-ven" no provenía de los frenazos y acelerones de la guagua, sino de los intentos de baile que hacia esa masa compacta de fiesteros.

Como tenia que madrugar para venir hoy ir al trabajo, me acosté "temprano": a las 12 de la noche; aunque por supuesto los carnavaleros siguieron festejando entre ríos de cerveza, al compás de las "Lid" o canciones de carnaval hasta bien entrada la madrugada. Como yo ya estaba más muerto que vivo, caí en la cama como una piedra y no supe más de mí hasta que sonó el despertador. Hoy viernes me levante e iba casi a rastras por la calle rumbo a mi oficina cuando veo desde lejos a un grupo de muchachas que reparten los periódicos gratuitos todas las mañanas en la estación del metro. "Las pobres, tener que levantarse tan temprano hoy a trabajar", fue lo primero que pensé. Las muchachas pasaron por mi lado, me repartieron los periódicos... y siguieron sin rumbo fijo aun cantando y bailando canciones de Carnaval.

Marzo del 2000

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