Saturday, March 10, 2001

El PAN MÁS GRANDE DEL MUNDO -Rio2

Según un chiste carioca, Dios creó el mundo en seis días y en el séptimo... se fue de vacaciones a Río. Cuando subí al Pan de Azúcar comprendí el porqué, y creo que yo hubiese hecho lo mismo, quizás con la única diferencia de que la mayor parte de ese día me lo hubiese pasado en la cima de este "pan", que dicho sea de paso ni es un pan ni es de azúcar, y debe su nombre a un malentendido.

Antes que Río de Janeiro apareciera sobre la faz de la Tierra, los aborígenes que poblaban la región de la Bahía de Guanabara llamaban a este mundialmente conocido monolito de granito de 395 metros de alto Paudaçuca, que significa "montaña aguda". Cuando los europeos empezaron a incursionar por estos lares, al oír la palabra de los nativos, la interpretaron como "Pâo de Açúcar", ya que el curioso accidente geográfico tenía un gran parecido con el molde de metal en que se hacía el “pan de azúcar”, un postre entonces de uso en Portugal.

Dice la canción infantil que "para subir al cielo se necesita, una escalera grande y otra chiquita"... y para subir al Pan, desde donde se disfruta de un panorama "celestial", se necesitan un teleférico grande y otro chiquito.

Con el funicular chiquito (inaugurado en 1912) se sube desde una bella plaza en Playa Colorada, junto a la Academia Naval de Río de Janeiro, hasta la cima del Morro de Urca, el "hermano menor" del Pan de Azúcar. Desde allí parten los recorridos en helicóptero por la ciudad al "módico" precio de $45 por solamente 7 minutos de vuelo; por lo que están vedados no solo a los bolsillos de la mayoría de los brasileños, sino también a los de los turistas. Los 230 metros de altura del morro permiten observar una hermosa vista de la ensenada de Botafogo, el centro de la urbe, el tranquilo barrio de Urca y las instalaciones de una de las universidades de Río, al pie de la colina. En el más hermoso de estos edificios se encontraba antes un hospital para enfermos mentales, fundado por el propio emperador Pedro II. Hoy es la sede de la Facultad de Psicología de la Universidad... y dicen las malas lenguas que no han cambiado mucho las cosas en el interior de la edificación.

El paisaje desde lo alto del morro de Urca es ya de por sí impresionante; pero cuando uno asciende con el teleférico grande (inaugurado en 1913) hasta la cumbre del Pan de Azúcar, todas las vistas anteriores quedan opacadas por la belleza del nuevo panorama. Por eso no es de extrañar que ya hayan subido más de 30 millones de personas. Sólo espero que el resto de los visitantes haya tenido la misma buena suerte que yo, de haber alcanzado la cumbre en una despejada mañana sin apenas nubes en el cielo y de una visibilidad envidiable.

La foto de Río con la vista de la ensenada de Botafogo y el Pan de Azúcar de fondo, que se disfruta desde el mirador de Doña Marta o desde lo alto del Corcovado, es conocida mundialmente; sin embargo, las perspectivas más lindas de Río son precisamente desde lo alto de este seductor monolito de roca gris. Solo que este paisaje inigualable no se puede recoger en una sola foto, ya que por su privilegiada posición en la boca de la Bahía de Guanabara, el panorama se abre en todo el alrededor de esta singular elevación. Desde allí se pueden ver nítidamente no solo el tranquilo barrio de Urca y múltiples pequeñas playas desconocidas para la mayoría de los visitantes y de los propios los cariocas, sino también los litorales de Copacabana y de Ipanema, el centro de la ciudad con su parte comercial y el casco histórico, el puerto, la bahía con sus innumerables islas, Niteroi (la ciudad que se alza en el lado oriental de la Bahía de Guanabara) y la sorprendente costa brasileña al este, con sus islas, playas, colinas y poblados rodeados siempre de una exuberante vegetación. Entre las cosas creadas por la mano del hombre, llaman la atención el enorme puente sobre la bahía uniendo a Río con Niteroi y el Aeropuerto Nacional de Río de Janeiro en una isla semi artificial, desde donde continuamente despegan pequeños aviones, que luego de pasar muy cerca del Pan Azúcar, se pierden a lo lejos en el horizonte. Como colofón de este paisaje se levanta la montaña del Corcovado, en el Parque Nacional de Tijuca, el punto más alto de la urbe, sobre la cual se encuentra la famosa estatua del Cristo Redentor con sus brazos abiertos, mirando en dirección a la ciudad y al Pan de Azúcar.

Luego de haber disfrutado de medio día en este privilegiado mirador (al principio pensábamos subir "solo un rato"), no puedo afirmar como los cariocas que Río sea la urbe más bella del mundo, pues no las conozco a todas. En todo caso es la ciudad más linda que he visto, y, sin duda, la cima del "Pâo" es el lugar más hermoso de Río, desde donde se puede admirar en todo su esplendor el intenso verde la ciudad.

Bajamos usando de nuevo los dos teleféricos actuales, que en sustitución de sus "abuelos" de principio de siglo, fueron instalados en 1972 y pueden llevar hasta 75 personas. Más tarde, en la playa, supe que hacía solo unos meses se había partido el cable de uno de los funiculares y sus pasajeros se quedaron colgados solamente del cable de emergencia. Como no podían maniobrar el funicular ni para delante ni para atrás, tuvieron que rescatar a los "felices" turistas con tropas especiales de la Policía, que los fueron bajando uno a uno por una soga. ¡Parece que los caminos para subir al cielo no siempre son seguros! Luego del accidente se le hizo una reparación general a todo el sistema de cables; pero en todo caso les agradezco mucho a mis amigos que me hayan hecho el cuento DESPUÉS de haberme pasado ese día "celestial" en la cima del "pan" más grande del mundo.

Marzo del 2001

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